El reconocido periodista Lorenzo Carri, falleció la madrugada de hoy (25/04/2013) en la ciudad de La Paz,a los 79 años, aquejado por un cáncer que deterioró su salud.
Sus restos serán velados en el salón La Concordia de la funeraria Santa María (zona de Miraflores) y la misa de cuerpo presente se realizará mañana para luego proceder al entierro de sus restos mortales en el Cementerio Jardín.
Recordado especialmente en el mundo del Deporte, Carri dejó un legado importante en su paso por varios medios de comunicación.
Don Lorenzo
Por Carlos D. Mesa Gisbert - fecha: 11/11/2012
Han pasado más de 40 años desde que con íntimo orgullo comencé a ser su discípulo periodístico. Para mí será siempre Don Lorenzo y, como siempre, lo trataré de usted, porque quien te ha enseñado a cruzar el río por primera vez será de por vida tu mentor
Lorenzo Carri atraviesa un momento crucial de su vida. Quizás mira el final, el trance más importante para cualquier ser humano, quizás no todavía. Pienso que merece una palabra de agradecimiento de esta tierra a la que le ha dedicado la mayor parte de sus desvelos. Pienso también que lo frecuente es el panegírico tardío, aquel que quien lo recibe no puede escuchar.
Quiero decirle ahora, gracias.
Al final de los años 60 del siglo pasado, apasionado por el fútbol, descubrí en una radio japonesa que hoy calificaría de kitsh el programa “Sexta edición deportiva” que conducía entonces. Me convertí en devoto seguidor de esa media hora de deportes porque encontraba información, análisis y una peculiar mirada en profundidad de partidos, campeonatos, jugadores… había un alma detrás, algo más trascendente que el solo recuento de los hechos deportivos del día.
En 1969 el azar hizo que pudiese iniciar una pasantía de tres meses en radio Universo cuya dirección de noticias estaba a su cargo. Fue la escuela de periodismo que me sirvió por siempre. Como simple “colgandijo” asumía como el privilegio mayor la sagrada hora del te. Por alguna razón, siendo apenas un muchachito, me dedicaba varios minutos de conversación, casi siempre para hablar de fútbol, la pasión compartida. Pero es allí donde aprendí lo que era hacer un buen “lead”, redactar un párrafo conciso, ser fiel a la información tal como ocurrió, reescribir una nota de nuevo si no reflejaba adecuadamente las ideas básicas que se debían transmitir…
Nunca olvidaré una tarde de aguacero en el patio interior de la casona que albergaba a Universo (era ya 1976. Yo conducía un programa de música que se llamaba Posdata), cuando mirando caerse el cielo me dijo: “No creo que haya cosa más hermosa en la vida que fumar un cigarrillo después de hacer el amor con la mujer que amas mientras escuchas la lluvia golpeando los vidrios de tu habitación”.
Años después, en 1979 en radio Cristal bajo la batuta de Mario Castro, ensayamos una modalidad que terminó por definir mi estilo personal en radio y televisión, la noticia en contexto, la noticia analizada y comentada. Se dice más fácil de lo que se hace. Se requiere un ritmo, los tiempos medidos, el silencio en el segundo adecuado, el ancla que te ata a tierra, el pie para comenzar el comentario, las modulaciones necesarias. Con Lorenzo la sintonía se daba siempre, tanto como cuando condujimos juntos más de un vertiginoso proceso electoral.
Un mediodía cualquiera caminando por el Prado después de terminar la emisión, encontramos en la librería Icthus varios libros en rebaja. Silenciosamente escogió 62 Modelo para Armar de Cortázar y me lo regaló. Podíamos hablar por igual de la Copa América y nuestra selección que de Borges.
Lorenzo es una persona enigmática, compleja, con un mundo interior intenso e inaccesible, gran conversador, amigo de sus amigos, cultor del café en un buen café, exigente hasta la obsesión con lo que hace. Me da la impresión de que la vida lo hizo escéptico, o quizás lo fue siempre. Se atrevió más de una vez a barrenar sus naves y apostar por la aventura. Se atrevió además a lo más difícil, a lo esencial, seguir por encima de todo sus más profundas convicciones, ser fiel a sí mismo, no dar explicaciones por cosas que hacía que parecían absurdas, pero que para él eran fundamentales. A ser en suma íntegro como periodista y como persona.
Recuerdo muy bien cuando casi furtivamente aprovechaba un respiro en mi despacho en Palacio de Gobierno para poner al día mis estadísticas sobre la selección. Le enviaba un correo para complementar algunos vacíos y casi al momento recibía su respuesta. Los datos no salían ya de los cuadernos llenados con pulcritud en los cajones de su escritorio en el periódico “Hoy” que compartía con el entrañable Miguel Velarde, sino de una computadora que ha recogido con precisión obsesiva la memoria del fútbol boliviano.
Pienso que si creyera en el cielo, en el que —sospecho— no cree, ese cielo sería muy probablemente un campo de fútbol. Lo siento desde aquel día en que viví la fascinación de subir a una cabina de transmisión en el viejo Siles, con el relato de Hernando Vázquez, los comentarios de Lorenzo y un golazo del “Tanque” Díaz. Es como escapar del mundo y recrear con la palabra el movimiento del jugador y el trance único del gol. Cierras los ojos y estás en algún recóndito lugar sufriendo como sufrí cuando Dimeglio erró el penal definitivo del torneo de 1963 frente a The Strongest que Always Ready perdió. La palabra hace cabriolas desde la cabina y recorre todas las distancias. Ese es el cielo, la vida idealizada reproducida en un rectángulo, el sueño construido más allá de la crudeza cotidiana. La voz que crea y recrea el alma del juego. Quizás el mundo verdadero dentro del mundo implacable.
Han pasado más de 40 años desde que con íntimo orgullo comencé a ser su discípulo periodístico. Para mí será siempre Don Lorenzo y, como siempre, lo trataré de usted, porque quien te ha enseñado a cruzar el río por primera vez será de por vida tu mentor.
Merece que escriba esto que escribo. Hoy, no mañana.
El autor fue Presidente de la República
http://carlosdmesa.com/
Una admiración especial... lo recordare Siempre.
ResponderBorrarLic Perez, gracias por compartir este tipo de informacion del acontecer nacional
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